Las personas migran, entre otras razones, para escapar de la violencia y la guerra, la degradación climática y el caos de la corrupción que resulta en injusticia y persecución.

CHIRLA cree que, como líder mundial, Estados Unidos debe diseñar una política exterior que promueva la paz y el buen gobierno en el extranjero, al mismo tiempo que reelabora sus procesos de inmigración en casa para acoger e integrar a inmigrantes y refugiados.

Creemos en las coaliciones multilaterales de naciones y en las políticas justas que pueden surgir de ellas. Abogamos por que Estados Unidos suscriba y ratifique:

  • Convenio internacional del trabajo
  • Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales 
  • Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer
  • Convención sobre los Derechos del Niño
  • Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares
  • Acuerdo de París para fortalecer la respuesta global al cambio climático

En 2018, la injusticia en Centroamérica provocó un éxodo de inmigrantes que buscaban refugio en Estados Unidos. Representantes de CHIRLA viajaron a México para monitorear la situación. Como parte de un esfuerzo por disipar la desinformación y los rumores, CHIRLA colocó personal en México para informar a estos migrantes de sus derechos y expectativas en la frontera entre Estados Unidos y México.

Mientras tanto, la administración Trump impuso reglas draconianas para solicitantes de asilo y refugiados, que CHIRLA está trabajando para desmantelar:

  • En enero de 2019, el DHS reconfiguró el proceso de asilo con sus Protocolos de Protección al Migrante (política de Permanecer en México), prohibiendo a los solicitantes de asilo en la frontera vivir en los EE. UU. A la espera de la resolución de sus casos, limitando así su acceso a ayuda legal.
  • En septiembre de 2019, la administración Trump redujo las admisiones de refugiados, que ya eran bajas, de 30,000 a 18,000, hasta aproximadamente el 16 por ciento de la cantidad de refugiados permitidos en los Estados Unidos en 2016.