CHIRLA ha trabajado durante mucho tiempo para mejorar las condiciones de los inmigrantes que llegan a los Estados Unidos, y, por extensión, hemos sido testigos de lo que soportan antes de llegar a la frontera. Durante años, hemos estado construyendo relaciones con organizaciones de derechos humanos en México. En noviembre de 2018, cuando el fenómeno de las caravanas de migrantes provenientes de Centroamérica cobró fuerza, CHIRLA envió a un grupo de empleados a la Ciudad de México para hablar con los migrantes sobre sus vidas en Centroamérica, preguntarles sobre su trato en México y ofrecerles presentaciones sobre el conocimiento de sus derechos. En diciembre, CHIRLA envió un equipo para evaluar las condiciones en las que se encontraban los migrantes reunidos en la frontera entre Estados Unidos y México. CHIRLA abrió una oficina en la Ciudad de México para monitorear las caravanas y los problemas de derechos humanos, y ese proyecto se ha ampliado para incluir a dos pasantes.

El equipo de CHIRLA en la Ciudad de México ahora proporciona servicios legales, mentoría y apoyo material a los solicitantes de asilo y refugiados que migran a los Estados Unidos. Monitorean la implementación de iniciativas como los Protocolos de Protección de Migrantes, que han limitado restrictivamente el acceso al asilo, y construyen relaciones con otras organizaciones de derechos humanos en el terreno.

El COVID-19 cerró aún más la frontera para los solicitantes de asilo. Todos los países de la región restringieron la migración, y ahora más migrantes permanecen en la ciudad fronteriza sureña de Tapachula, México, durante meses mientras navegan por el sistema de asilo y detención mexicano. CHIRLA ha extendido sus operaciones permanentes a Tapachula para proporcionar servicios e información a los migrantes varados allí.